El mundo de la fotografía está acelerado, y no dejan de surgir cambios de tendencia en este mercado. Tras el boom de las cámaras digitales, los teléfonos móviles comenzaron a incorporar modestas cámaras, situación en la que ambos podían convivir. Sin embargo, desde que los smartphones incorporan cámaras de una gran calidad, y mucha gente se da cuenta que las cámaras digitales no representan mucha ventaja (para qué queremos tantos mega pixel que lo único que hacen es resultar en imágenes de un gran tamaño que nos “petan” los discos duros), surgen nuevas posibilidades para tener todo un equipo de fotografía sin salirnos del terreno de juego del smartphone. Antes de esto, se pusieron de moda las cámaras reflex, que ofrecían resultados que los móviles no podían igualar -y dicho sea de paso, mola llevar una cámara de esas a cuestas…-. Aunque un smartphone nunca será una cámara reflex, se puede aproximar con estas lentes como la de Olloclip, y obtener las prestaciones más usuales, como el ojo de pez o el macro, añadiendo una lente a la cámara del móvil.